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viernes, 4 de mayo de 2007

CARTAS DE UN PADRE PARA SU HIJO/


CARTAS DE UN HIJO PARA SU PADRE...

El presente texto es una recopilación de poemas, el cual narra el afecto y los sentimientos en la sublimidad del amor paternal y el fraterno despligue de la coexistencia en la existencia humana, no existe derroche de frases sino versos llevados al limite de la palabra donde el amor es el resultado como consecuencia de la vida y lo ajeno de la distancia, no hay escenas enriquecidas de otrora sutilezas de forma o fondo, al contrario un mensaje infinitamente expuesto, donde cala el alma y el espiritu acongoja, los espacios hoy escasos/antes absurdamente abundantes. el ser humano vive para distinguirse de los demas hombres, profanando la vida y lo eterno de los sentimientos hoy por demás extinguidos.
Este primer poema En Tu Ausencia Hijo V, es escrito por mi Señor Padre Moisés Huáscar Cabanillas, dirigido a mi hermano mayor Huáscar Moisés V Cabanillas, quién reside en el extrajero desde hace algunos años, y así mismo es contestada con este otro poema llamado Para una Carta Sin Respuesta.









EN TU AUSENCIA HIJO HUÁSCAR V




El cuatro de Diciembre es otro día
Que el calendario cada año me propina…
En mi agonía te escribo estos versos
Sin tu presencia…
Sobre una piedra sentado bajo el cielo
Entre peñascos
Tras un velo
Allí donde la soledad se empina
Para hacerse inmensa como el tiempo
Y grande como el olvido.

No te escribo estas sentidas frases
Pensando en que haz de leerlas algún día
O que al pronunciarlas con mis labios enmudecidos
Tu anhelo sea escucharlas,
Pero siento en este instante que pienso
Y con tristeza os contemplo
Tú también haz de sentirlas.

Mi mente la pongo en blanco…
¡Como el oscuro más intenso que tus ojos hayan visto!
La pongo en blanco
Y solemnemente os asisto
Para pensar solamente en ti…
En esta cita sin espera,
Porque tú a mí me haces falta
A pesar que en la vida
Por virtud nada me sobra.

No vivo…
Aunque tampoco muero.
¡Cuéntame todo de ti ahora!...
Y yo te escucho
Cuéntame poniendo tu mirada en el vacío,
En la inmensidad del cielo,
En el mar profundo
Donde una lágrima se confunde con el agua
Y sigue siendo lágrima,
Pues allí encontrarás la sublimidad y ternura
Con la que te amo
Con la que te ama
Y te amará tu padre,
Esta es la dimensión en la cual perfectamente nos entendemos
Sin ninguna clase de obstáculos y perturbaciones,
Así es como te amo y siento
Así es como amo y coexisto con mi padre
Así en la vida o en la muerte
O en la eternidad desconocida,
Y si las palabras vertidas
Son gritos del alma
Entonces cada grito es una lágrima
Como gota de sangre
Sin ser un lamento,
Simplemente así es y así será
El murmullo del viento
Hasta un próximo
¡Hasta un próximo!
Cuatro de Diciembre
Entre peñascos bajo el cielo.


Me despido...


MOISES HUÁSCAR Cabanillas .

4 de Diciembre del 2001.





PARA UNA CARTA SIN RESPUESTA




Mi Señor padre,
hoy hice un alto en la rutina
para pensar en ese Diciembre que se va,
para pensar en los hombres que optan por sus selvas,
cuando el mundo, cual mar embravecido
los arroja a las playas de sus viejos recuerdos y memorias.

Esta noche haré un esfuerzo por dejarme bajo el cielo
justo en ese lugar de no retorno
donde también conocí la soledad.
Seré sincero, pues debo de confesar que
cuando vuelvo los ojos a esas paginas del alma
que escribiéramos juntos,
¡Jamás mi mente pudo estar en blanco!
Pues como los potros de bárbaros Atilas
los recuerdos me salpican de llantos y alegrías
de abrazos inconclusos y de angustias,
de tremendas e infinitas nostalgias,
de aquella vieja soledad que un día meciera mi cuna.
Es entonces cuando mis lágrimas caen
como cayeron las casillas en un ocaso
alguna noche de rondas campesinas,
de aguardientes y de ese frío digno de los adioses sin fin.
Hoy no estoy dispuesto a dar batalla
pues la vida me ha tomado por sorpresa
cual tenaza de un herrero en la garganta.
Yo también tengo momentos de renuncias obligadas,
de recuerdos, de espesas melancolías sin remedio
y debo confesarle padre mío,
que la soledad es el cáncer que me aqueja desde siempre.
Sin embargo su carta me ha devuelto las ganas de escribir
esos renglones que entre Usted y yo se quedaron en blanco.
Hoy he comprendido que siempre nos amamos como infieles,
Usted distante en la distancia y yo ajeno como un pájaro
que aprendió a volar mientras caía y nunca perteneció a alguien.
Padre, en mi alma escribió cosas que nunca podrán borrar,
el sabor de esas moras por ejemplo, el atardecer andino observado
desde las filas más altas de los cerros,
justo ahí donde el viento entonarame al oído vírgenes del sol,
o soplara cual mágica zampoña a través de los alisios,
como olvidar las cuestas empinadas
y esas chozas miserables donde nuestro cansancio
comulgaba con la imaginaria esperanza de un cambio,
donde tu barba tropezaba con el respeto y aprecio de la gente,
y la sonrisa de un niño nos hablaba de mejores mañanas juntos.
Yo te quise para siempre
aunque nunca estuve dispuesto a darme cuenta.
Te quise para siempre y eso no va a cambiar
hoy menos que nunca, pues imaginarás
cuan necesario y oportuna fue tu carta.
Sin embargo debo confesar que aprendí
a amarte con rencor y con nostalgia
y que muchas veces era preferible para mi volver la pagina
y caminar con los ojos húmedos de cansancio
y no recordar el camino que me devuelve a casa…
Ayer estuve triste y no…
Sin embargo he comprendido que el precio de
TODO es TODO y la fidelidad de tu amor
fue un detalle que nunca tome en cuenta…
Hoy te doy mi palabra que he de volver para decir adiós
y darnos ese abrazo sin distancias porque yo también te quiero…
como un mal hijo pero como un buen
compañero de sueños y viejas heridas…
Te Quiere.
TU HIJO



HUASCAR MOISÉS V Cabanillas

Septiembre del 2001
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