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miércoles, 5 de setiembre de 2007

MIENTRAS DORMIAS

Estatua de Amalia Puga-Cajamarca

Mientras dormías, vibrando en la pintura, dibujando el ancho día, y mi alma de piedra, apreciando tu cuerpo, emergiendo del vacío.
Los refugiados, los balseros, lanzan visiones de vapor, un éxodo mínimo, escrito en el conjuro, cuando saltas del papiro, al interminable abismo, con tus labios rojos, para besar la fiebre despiadada, mientras las masas, tocan la angustia impostergable, sollozante estatua.
Las diosas y santas minúsculas, con impávidos semblantes, mezclan sus trenzas y tienden sus lianas, suspiran opacar tu imperio, lanzando tormentosos vientos, mas la isla de tu seno voluptuoso y tu selva en copas de alcohol y marihuana, estrechan el cerco profundo y como bestia acorralada, vuelves a existir desnuda, con tu aliento a bálsamo y especies, árbol prohibido, feromonas de almidon.
¡Por ello! escaso de culpa, exterminé lobos de altamar, afrentando mi pureza, al entregar mi modestia en señal de reverencia.
¡Tú! el agua en mi sombra endurecida, un equilibrio diluido, un desencuentro marchito de memoria, sin poder tomar tu mano, ternura del tiempo, sin guiar el velero incesante amor oscuro sin sosiego.
Me perdí en el líquido de tu vientre, sin saber que competí con la constancia de infinitas fieras deseosas de exterminar las cadenas que me atan a tu camino; la razón de existir en un recuerdo sepultado al lanzar el grito al edén, ahogándome con la ostia amarga de tu decoro.
Al fin recurro a mi interminable sentencia que la vida me ha prodigado, como premio a mi buen amor, y deseoso de ser feliz, buscaré tu espíritu, pasada la línea inmensurable de la muerte, pensando en póstumo instante, liberar mi afecto, el dolor de navegar indestructible en la mente de tu mar abierto.

Lagunas Compuertas, San Cirilo-Caxamarca.


© Moshenga Cabanillas Pérez, 2007

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