Toujours je rappelle cette fièvre de ton amour
Tan Simple, Como Ajeno.
Sin que aún las luciérnagas disfrazadas de lobos hambrientos tocasen el piso de mi tumba, muchos años por alla, en un Sol estallado sobre si mismo, mis huesos y los besos repugnantes reflejaran el contraste de otras lámparas enfurecidas, renunció el león vencido a brillar en el prado de estas hordas, abandonando su antorcha en el laberinto, donde el agujero negro se traga todo, otra física, otras ciencias, otras poesías, tocaran el elixir del kronos, habrán testimonios amargos de otros dioses inventando otros olimpos, renacerán nuevas epopeyas, dramas con diferente peste, amores puros y paganos, nuevos tributos o quizás la naturaleza obedezca otras leyes, porque los profetas pisotearon sus señales, los iluminados han caído al ultimo arrecife a congelarse con sus infinitas de mentiras, como lo fueron los cielos, el azul del mar, irremediablemente evaporado o quien sabe soplando vientos híbridos, los barcos continentales encallarán oscureciéndose de nuestra hambrienta maravilla, la alquimia de nuestra fe, de la magia de vivir, hoy despreciada por todos, las grietas ocultas abrirán sus bocas de fuego, insistentes, rehusándose al abandono álgido y el oscuro absoluto, eso es nuestro prodigio atrapada en el tiempo. La tierra creando otro hombre, de cerebro mal quemado, pero de contextura más monstruosa. Aún así el ser siempre es fantástico, porque nunca ha consultado sus recetas a pesar de la advertencia, hasta hoy hemos vivido para contarlo...
El Ser Humano, Tan Maravilloso
© Moshenga Cabanillas Pérez, 2007